quinta-feira, 8 de maio de 2008

Um dos cemitérios de navios de Quinquela, o pintor de La Boca         Com um lexo primoroso, escolhido a dedo, a poeta argentina Ana Srabstein elabora pequenos cristais de limpidez pura, poemas de uma contundente concisão. Semelhante ao que no Brasil foi feito por Orides Fontela, Srabstein mede cada milímetro da palavra, dando-lhe a exata medida, fazendo-a ocupar seu lugar certeiro e intransferível. Uma espécie de eletricidade fulgura e fulmina cada signo, resultando em uma dicção demasiadamente depurada, exata e precisa:

partir

ausencia de estrellas

en el vacío ennegrecido

de un mar sin costas

la marea incita a partir

la angustia a regresar

travesía sin tiempo

prendida en el alma

de un presente eterno

            Em muitos poemas, a autora omite o eu lírico, despindo o texto de toda carga de subjetivismo. A palavra, mallarmaica, impressa no branco do papel, torna-se coisa, diamante puro a reluzir por si, despido de qualquer dramatização ou retórica empolada. Mesmo nos poemas expresso pela primeira pessoa, a voz lírica torna-se cálida, sussurrada, de uma leveza próxima do silêncio:

querer

quisiera escribir

un poema

donde mi alma evoque

lo vivido

si no río no sufro no amo

no puedo contar

las vicisitudes

que comienzan cada despertar

de luz y sombra

en el tiempo

las piedras hablan

las golondrinas pasan

los niños juegan

a la vida debo mi poesía

a ella se la dedico

            Todavia, despojar dos excessos do eu não significa, nessa poesia, negar-se à densidade da condição humana. Nesse sentido, Srabstein sabe dosar, com mão exata, a força humana de sua lírica. Tal poesia é, para lembrarmos Nietzsche, humana, demasiadamente humana. Assombro, medo, angústia, amor, solidão, felicidade, alumbramento, enfim, tudo o que toca o homem e o enforma torna-se, para Srabstein, acorde mavioso, denso, pleno:

palabras

seduce la muerte

invitando

seguir su sendero de luz

olvidar esta vida

placer inmenso irse así

queriendo

como triste estrella

adormecida

en los sueños dela ayer

he amado tanto llorado más

sólo me despido de ti

que no sabré quién eres

te dejo mis palabras

es lo único

que tengo para ofrecerte

            Conforme aponta Francisco A. Alvarez, “La lectura de estas poesías que combinan ternura, pasión, dolor y alegría, vida en fin, es una caricia al alma”. Caricia essa que podemos, enfim, colher nesses poemas de um lirismo crucial:

a la vida

vida mía

siempre hemos estado

juntas

he seguido los recovecos

donde habitas

y tu océano hecho de lágrimas

he profanado tu ancianidad

construyendo mi propio

templo

siempre luchando

por lo que tú arrebatas

y aquello que yo amo

tempestad

ruge la noche

invade el silencio

un corazón atribulado

recibe el grito del viento

unos labios aman sin voz

la lluvia humedece sus ojos

el sigilo atraviesa

el enigma de la noche

sólo mar

cuida las violentas ráfagas

castigar las piedras

del mar enfurecido

calla las voces

del anochecer

deja el recuerdo

en el mar inmenso

viaja a descubrir

el horizonte aún virgen

de las olas sin palabras

al amanecer

las gaviotas guiarán

tu futuro inexplorado

SRABSTEIN, Ana. Poemas entramados en una caricia. Buenos Aires: Nuevohacer, 2006

Por Alexandre Bonafim

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