Com um lexo primoroso, escolhido a dedo, a poeta argentina Ana Srabstein elabora pequenos cristais de limpidez pura, poemas de uma contundente concisão. Semelhante ao que no Brasil foi feito por Orides Fontela, Srabstein mede cada milímetro da palavra, dando-lhe a exata medida, fazendo-a ocupar seu lugar certeiro e intransferível. Uma espécie de eletricidade fulgura e fulmina cada signo, resultando em uma dicção demasiadamente depurada, exata e precisa:
partir
ausencia de estrellas
en el vacío ennegrecido
de un mar sin costas
la marea incita a partir
la angustia a regresar
travesía sin tiempo
prendida en el alma
de un presente eterno
Em muitos poemas, a autora omite o eu lírico, despindo o texto de toda carga de subjetivismo. A palavra, mallarmaica, impressa no branco do papel, torna-se coisa, diamante puro a reluzir por si, despido de qualquer dramatização ou retórica empolada. Mesmo nos poemas expresso pela primeira pessoa, a voz lírica torna-se cálida, sussurrada, de uma leveza próxima do silêncio:
querer
quisiera escribir
un poema
donde mi alma evoque
lo vivido
si no río no sufro no amo
no puedo contar
las vicisitudes
que comienzan cada despertar
de luz y sombra
en el tiempo
las piedras hablan
las golondrinas pasan
los niños juegan
a la vida debo mi poesía
a ella se la dedico
Todavia, despojar dos excessos do eu não significa, nessa poesia, negar-se à densidade da condição humana. Nesse sentido, Srabstein sabe dosar, com mão exata, a força humana de sua lírica. Tal poesia é, para lembrarmos Nietzsche, humana, demasiadamente humana. Assombro, medo, angústia, amor, solidão, felicidade, alumbramento, enfim, tudo o que toca o homem e o enforma torna-se, para Srabstein, acorde mavioso, denso, pleno:
palabras
seduce la muerte
invitando
seguir su sendero de luz
olvidar esta vida
placer inmenso irse así
queriendo
como triste estrella
adormecida
en los sueños dela ayer
he amado tanto llorado más
sólo me despido de ti
que no sabré quién eres
te dejo mis palabras
es lo único
que tengo para ofrecerte
Conforme aponta Francisco A. Alvarez, “La lectura de estas poesías que combinan ternura, pasión, dolor y alegría, vida en fin, es una caricia al alma”. Caricia essa que podemos, enfim, colher nesses poemas de um lirismo crucial:
a la vida
vida mía
siempre hemos estado
juntas
he seguido los recovecos
donde habitas
y tu océano hecho de lágrimas
he profanado tu ancianidad
construyendo mi propio
templo
siempre luchando
por lo que tú arrebatas
y aquello que yo amo
tempestad
ruge la noche
invade el silencio
un corazón atribulado
recibe el grito del viento
unos labios aman sin voz
la lluvia humedece sus ojos
el sigilo atraviesa
el enigma de la noche
sólo mar
cuida las violentas ráfagas
castigar las piedras
del mar enfurecido
calla las voces
del anochecer
deja el recuerdo
en el mar inmenso
viaja a descubrir
el horizonte aún virgen
de las olas sin palabras
al amanecer
las gaviotas guiarán
tu futuro inexplorado
SRABSTEIN, Ana. Poemas entramados en una caricia. Buenos Aires: Nuevohacer, 2006
Por Alexandre Bonafim
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